Dícese que las palabras,
hartas de ser maltratadas,
se reunieron en concilio
decretando:
Que todo aquel que pronuncie un vocablo equivocado
será
por el mismo
perseguido
hasta el día en que comprenda su real significado.
Que todo aquel que tuviere su lenguaje limitado
será invadido y sitiado por millares de palabras
y sólo podrá ser libre al soltarlas pronunciando.
Que todo aquel que ostentare pretensión mediante el habla
será reducido sólo a una simple palabra
y saldrá del trance cuando fuere capaz de escucharla.
...
Que en los casos necesarios se apelará al silencio,
fiel compañero de lucha)
Que el viento ha prometido no llevar más palabras.
Que las palabras que fueren
violentamente lanzadas
volverán como una flecha
al corazón de largada.
...
Que a todo aquel que requiera acudirán las palabras.
Que no hay palabras mayores.
Que no hay palabras malas.
...
Que en cada terreno árido se sembrarán mil palabras.
...
Que se dará difusión a las palabras en vías de extinción,
Que no habrá más palabras desocupadas.
Que se solventarán las asociaciones
y se fomentarán los juegos de palabras-
…
Que las palabras son libres!
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y todas las palabras aplaudieron al final del concilio
y quedaron en volver a reunirse,
…
y se dieron su palabra.
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